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El deporte y lo que este implica —prácticas, competencias y celebración de eventos— significan todo un conjunto de flujos económicos que tienen impacto y activan el desarrollo de nuestras sociedades. Generalmente, cuando pensamos en el fútbol, el ciclismo, el tenis, el patinaje, entre otros, no nos detenemos a analizar las funciones que los deportes pueden cumplir en el crecimiento de la población, el impulso a la economía, el desarrollo de las relaciones sociales, la educación, la cultura y la lúdica.
Las instituciones públicas, las federaciones, las entidades deportivas, los medios de comunicación, los deportistas, los espectadores, los aficionados y las empresas privadas son los principales actores que hacen parte del gran conjunto de actividades que una práctica deportiva implica, y que a su vez son personajes determinantes en el crecimiento sostenible de un país.
Teniendo en cuenta esto, el deporte ha pasado de ser considerado solo una manifestación cultural a ser tratado como “un bien, cuya producción, consumo, financiación y gestión responde a criterios de racionalidad económica y como un instrumento más de empleo de recursos humanos”, como se recalca en el artículo El impacto del deporte en la economía, publicado en la Revista Asturiana de Economía.
La práctica deportiva requiere de toda una serie de servicios y equipamientos que son necesarios cubrir, y que por ende, implican la participación directa de empresas privadas que suplen esta necesidad. Desde los fabricantes de materiales y materias primas para el uniforme y los implementos deportivos de los jugadores, los fabricantes de los productos, los prestadores de servicio —entre ellos los organizadores de los eventos, consultores, formadores, voluntarios, entre otros—, los medios de comunicación y las empresas dentro del ramo del turismo, se ven beneficiadas con la actividad generada por un deporte.
De esta misma forma, los negocios que producen, distribuyen y comercializan productos de consumo generan ganancias con el deporte. Según un estudio del profesor de EAE Business School, Francesc Rufas, existe un efecto euforia que genera crecimientos de entre 10 y 15 por ciento en el consumo como resultado de grandes eventos deportivos, concretamente, en el Mundial de Fútbol.
Sin embargo, la repercusión económica que genera desarrollo no solo se evidencia con las competencias monumentales, también sucede con las pequeñas y constantes prácticas deportivas en las regiones, que le brindan al deporte un papel de dinamizador del empleo y elemento clave en la educación y formación juvenil que luego trascienden en ámbitos de la vida social, como la calidad de vida y las oportunidades para poblaciones vulnerables.
Por otra parte, las actividades de competencia fomentan el prestigio de los países, superando las diferencias nacionales y fomentando valores universales de juego limpio, respeto mutuo y amistad. Igualmente, mejora la salud y el bienestar social al incentivar la disciplina, el trabajo en equipo y el espíritu competitivo, pilares fundamentales para el desarrollo de un país. Tal como dijo el exciclista y ahora empresario, Efrén Cardona: “el deporte me enseñó constancia, responsabilidad y dedicación”.
El deporte, aparte de generar ganancias a las empresas, también es un catalizador del bienestar y cultura empresarial, en tanto que, como menciona la revista Expansión & Empleo, “las actividades deportivas, además de contribuir a mantener el buen estado de salud de los empleados, fortalecen y mejoran la comunicación, el trabajo en equipo, el sentimiento corporativo, el espíritu de superación y la competitividad”. Por lo que se convierte en una herramienta útil para el crecimiento empresarial y la creación de una cultura de bienestar y productividad.
Sin duda son numerosas e importantes las funciones que el deporte cumple dentro del desarrollo económico y social de las regiones. Y como dice Ban Ki Moon, Secretario General de las Naciones Unidas: “El deporte se ha convertido en una lengua internacional, un denominador común que echa abajo todos los muros, todas las barreras. Es una industria mundial cuya práctica puede tener un efecto generalizado. Y es, sobre todo, una poderosa herramienta de progreso y desarrollo.”
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